viernes, 28 de mayo de 2010

¿Qué hay que ser para estar ahí dentro?

Me preguntaba un señor bien parecido, elegante, con el pelo muy blanco y un porte de saber estar. Y lo hacía muy educadamente pero con el desgarro en sus palabras típico de la frustración de quien tiene una valla que le impide el paso al parque de su pueblo. “Oiga”, me decía, “Yo he sido nombrado hijo predilecto de esta localidad...”, y esta vez noté la tristeza y la decepción en sus palabras. Miré hacia la comitiva que acompañaba a la princesa y vi muy cerca de ella a un sindicalista de la zona con una sonrisa de oreja a oreja, a tres personas muy importantes que representan los tres niveles más relevantes de la comunidad: presidente, consejero y director general, otro político más también muy sonriente que representa a la oposición, un rector, un militar (supongo, por el uniforme que llevaba), el jefe de los empresarios, y ya no reconocí a más porque no tengo el gusto de conocerlos, supongo que habría algún subnivel más de políticos como alcaldes, concejales y también algún representante más de los empresarios (cámaras de comercio,...), etc. y la verdad no sabía que contestarle así que hice una rápida evaluación matemática y le dije:
-”Pues por lo menos político, aunque también empresario o militar, no sé, yo nunca he estado en ninguna”.
No estoy muy seguro pero creo que era periodista, no pude seguir hablando con él porque enseguida me hizo otra pregunta similar una persona muy conocida dentro del ámbito de la Economía Social que también se sentía frustrado por no poder cruzar la verja de seguridad igual que yo hacía unos minutos, aunque yo lo resolví gracias a un apaño que prefiero no contar para no comprometer a una buena persona.
A continuación llegaron un profesor y cinco alumnos que venían del tren a participar en Innova Joven con el proyecto Petit de Valnalón. Tampoco podían entrar porque las acreditaciones estaban dentro. Quise colaborar y me dirigí a la carpa para ver si podía llevárselas yo. Los de seguridad ya tenían “sellada” la carpa así que me volví con las manos vacías. Al ver que la comitiva iba muy despacio parando en cada puesto del mercadillo que habían armado en el parque volví a intentarlo pasados unos minutos y esta vez un ser inteligente y complaciente de Valnalón lo facilitó. Los chicos y el profesor entraron al recinto pero los de seguridad les impidieron acceder a su carpa hasta que entrase y saliese la comitiva. La seguridad lo primero.
Después de un paseo por los puestos del parque, que por cierto no vi nada nuevo, siempre los mismos puestos y las mismas chucherías, ya era hora de comer así que me uní al grupo de estudiantes y profesor de antes y disfruté en su compañía de un sándwich que llevaba en mi bolsa y de los ositos rellenos de chocolate y los batidos de la bolsa de avituallamiento con un final refrescante de una manzana verde doncella. Comí de pie con la espalda apoyada en un gran árbol y me sentí más a gusto que en el mejor restaurante de la zona. En tiempos de crisis hay que dar ejemplo, así que como ya había empezado bien cogiendo un transporte público, el tren, que funciona de maravilla, la comida en el parque era necesaria para rematar. Eso sí, de repente a la hora de la comida ya se quitaron las vallas y el parque quedó casi desierto.
Me metí en la carpa de los jóvenes y disfruté con la exposición de sus trabajos muy bien coordinada por el personal de Valnalón. El saludo muy cordial e instructivo de la persona que lidera ese proyecto tan importante, Pericles, y también de Marta que siempre está y la verdad es que me sentí muy a gusto entre gente que apoya el emprendimiento. Silvia, muy activa y motivadora: una joya.
Con Mapi y Miguel pude hablar bastante y eso me gustó como también me gustó saludar a Miguel Ángel de CTIC, Mariano y Javier, a mi compañero, amigo y emprendedor de los buenos: Iván Aitor Lucas Del Amo, y otros muchos más.
La verdad es que cada vez que se celebra el día del Emprendedor en Asturias siempre me pregunto ¿dónde están los autónomos? Esta vez, aunque figuro en las ejecutivas de UPTA Asturias y desde hace un mes también en UPTA España he tenido que acceder con una identidad que no era la mía y eso desde el punto de vista “diplomático” se puede considerar un desprecio por parte de la Organización del evento hacia UPTA, el principal estandarte del colectivo del Trabajo Autónomo de nuestro país.
Ya de vuelta a casa en el tren volví a pensar en la pregunta que me hizo el ilustre frustrado y se me ocurrió una contestación:
-”No sé qué hay que ser para estar ahí dentro, pero seguro que lo que no debe ser es: autónomo”.