sábado, 20 de diciembre de 2008

El vacío del poder como moneda de cambio

He visto en sus ojos el rojo de la ira, de la venganza, el negro de la obcecación. He observado sus movimientos impacientes como la hiena alrededor del animal herido. Sus manos temblorosas con ansia de romper. Su voz entrecortada se abre paso a través de dos hilos de sangre que escapan por las comisuras.
He visto al poder, con patas, con garras, con la cabeza inclinada ante su amo. Obediente, se abalanzó sobre su presa en la oscuridad de la noche. El objeto era tan grande que no podía fallar. Y así fue, saltó certero sobre el centro de un enorme globo que explotó inmediato al menor contacto con sus garras. Pero debajo del aire sólo había... el abismo.

Nuestras organizaciones estructuran nuestro modelo de sociedad y es donde transcurre, por lo general nuestra vida. Forman la base de nuestro modelo de sociedad occidental. Hasta tal punto son importantes que hablamos de términos como “hombre-organización” o “sociedad organizada”. La organización es un sistema que integra a un grupo de individuos, por ello es necesario una regulación del comportamiento y una regulación de las actividades. Esto sólo es posible mediante un proceso de conformidad.
En la consecución se la conformidad puede intervenir diversos elementos: fines, valores de los miembros, establecimientos de normas, etc. Sin embargo, estos elementos no garantizan totalmente la cooperación y coordinación y aparece un elemento esencial en toda organización "EL PODER". Este factor, nos permite contrarrestar la variedad espontánea de la conducta individual.
Este análisis del poder, forma parte del modelo racional que considera a las organizaciones como instrumentos racionales para conseguir determinados fines colectivos. Desde esta perspectiva el poder es un instrumento para conseguirlos.

Otro planteamiento de organización, la considera como un conjunto de coaliciones en la que existen intereses conflictivos. En este caso el poder es un instrumento para conseguir estos fines. Y en este caso acaba siendo una moneda de cambio de un sistema de transacción donde generalmente la ética, la dignidad, la honradez, etc. nunca tienen espacio. Cuando esto ocurre, las monedas acuñadas pueden ser insuficientes para pagar a todos los que intervienen en el proceso y se puede llegar a un problema especulativo que acabe en quiebra, sobre todo cuando el valor de la organización tiende a cero.

(este artículo no pretende nada; sólo es una hemorragia intelectual sobre un hecho reciente que me ha enseñado mucho, en mi siempre continuo proceso de aprendizaje)

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