sábado, 15 de diciembre de 2007

Polibasura

Son capaces de aliarse con el mismo demonio con tal de derribar al contrario, aunque en tal envite se lleven por delante a muchos seres inocentes. Son los nuevos terroristas, especialistas en la mentira y el acoso. La ley les permite casi todo: mentir, insultar, despreciar,... Ellos se creen los protagonistas de nuestro mundo pero no son más que marionetas de su propia desgracia. Han conseguido la apatía de casi todos. La política, hubo un tiempo que era un arte y los políticos auténticas figuras respetadas y queridas.
Hoy, hablas con la gente y la mayoría les asigna atributos escalofriantes. No es para menos. Enciendes la radio y escuchas a un señor de la costa decir las más grandes mentiras con una elegancia y seguridad que casi te las crees. Paras en un semáforo y enfrente ya tienes una pancarta enorme de un personaje que te va a salvar la vida, y eso a unos meses de las elecciones aún. Llegas a casa y pones la tele y las noticias dicen que un cacique ausente ordena un desalojo, algo así como un político cuyo mayor esfuerzo como tal fue subirse a un escenario medio disfrazado y convencer a la gente para que le votase, como siempre.
Creo que este nuevo siglo que hemos comenzado va a pasar a la historia como el siglo de la basura. Hemos realizado muchos inventos como la telebasura, los contratos basura, las hipotecas basura, la política basura o “polibasura” como la acabo de bautizar. Nunca nos habíamos preocupado tanto de la basura. Se hacen excursiones a centros de tratamiento de basura y de reciclaje. Los chinos nos compran auténticos cargueros llenos de basura para fabricar con ella numerosos artículos basura que luego nos venden a un precio basura para aplacar nuestra desmedida ansia consumista.
La política no podía ser menos y también ha claudicado. Yo no sé muy bien cuándo empezó realmente el proceso. Quizás con el “¡váyase Sr. González!”, o con el GAL, o con el 11M, pero lo que está claro es que ha calado profundamente y ha llegado a todos los niveles. Los políticos de izquierdas pactan con los de derechas y estos pactan si hace falta hasta con sindicatos de siempre enemigos. Lo importante es vengarse si no te pagan lo que crees que te deben. Y en esos palos al aire te cargas el futuro de una comunidad, el prestigio de un país o lo que haga falta, porque lo primero eres tú, como político, después los becerros que te siguen, luego tu partido y en último lugar los ciudadanos; esos, una vez que te votan o no te votan pasan a mejor vida hasta las próximas elecciones.
Pero el mayor problema es lo que estoy oyendo casi continuamente a mucha gente: “los políticos son todos iguales, unos xxxxx xx xxxx”, lo prometen todo y luego cuando están arriba sufren amnesia.
Yo creo que esa afirmación es producto de la ignorancia. En este país ya somos mayorcitos para saber discriminar y reconocer a los políticos que lo hacen bien y a los que encajan más con la basura. Así que nuestra obligación como ciudadanos es informarnos bien, saber discriminar quién nos engaña y castigarle con la negación del voto, pero debemos apreciar y premiar la buena labor de aquellos que lo hacen con rigor y asignarles su voto, y si no estamos seguros de nada, pues votamos en blanco, pero lo peor que le puede pasar a un sistema democrático es que los ciudadanos no vayan a votar, porque eso es un claro indicio de que nos encontramos ante el fenómeno de los ciudadanos basura, y cuando estos superen el 50%, nos encontramos ante el peligro de muerte de todo un sistema que nos ha costado sudor, sangre y muchas lágrimas conseguir.

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