domingo, 6 de enero de 2008

Encuestas y otros venenos

Ya empezamos a recibir los datos de las macroencuestas que dibujan claramente el perfil político del país por sectores, sexos, edades, comunidades. Con cifras de tanto por ciento con un decimal se pretende una gran precisión en las predicciones de los resultados. ¿O tal vez lo que se pretenda sea encarrilar el voto de los descarriados? En un momento de gran consolidación del bipartidismo, asistimos a los resultados de una campaña de casi cuatro años de desprestigio de la clase política, desprestigio de la nación y de todos sus ciudadanos, desprestigio de todo cuanto se mueve y de lo que no también. Ahora el PP está intentando arriar velas pero ya es tarde. Se ha quedado en la mente de muchos como el partido del NO, el partido que ha sido incapaz de aportar nada positivo desde la oposición. Da igual que Costa con su lenguaje hábilmente político intente disfrazar esa negligente actitud de casi cuatro años. La suerte está echada. La gran prueba, el gran examen lo tiene la población, la ciudadanía que podemos suspender o aprobar por los pelos o con nota en el examen ordinario de Marzo con el porcentaje final de participación.
Para colmo ya empiezan las avanzadillas en forma de periodistas muchas veces a fomentar la apatía. Ya he leído eso de que en realidad no hay tanta diferencia entre unos y otros, y ciertamente si al final acabamos en un combate personal, las diferencias pueden ser mínimas si al final las empresas de imagen que maquillan a uno y a otro son de la misma escuela. Todo eso es puro montaje, ya vimos al vecino Nicolas Sarkozy emerger desde el club Le Siècle para salvar a millones de ciudadanos de la pobreza, y en cuanto tenía contabilizados todos los votos, se volvió a celebrarlo a un yate de lujo y se cogió unas vacaciones para recuperar su propia identidad. Ahora ya se subió el sueldo y campea por todo el mundo con la desfachatez del tramposo que se ha salido con la suya.
Así que hay gente que igual cree que total para qué votar, si al final es todo un montaje publicitario. Ahora comienzan las rebajas, esa época donde ya acabamos de rematar los errores económicos del último mes y los partidos es posible que se sumen al fenómeno social y compitan con eliminación de impuestos, cifras sobre esto o aquello, para que compres lo más barato. A mí no me gusta comprar en rebajas, sólo compro cuando necesito algo de verdad.
Así que las encuestas pueden orientar a los indecisos, porque a muchos les gusta ir con los ganadores. Lo que está claro es que esta vez los jóvenes, por la cantidad de ellos que se incorporan a las urnas podrían ser relevantes siempre y cuando vayan a votar claro, cosa que dudo por la situación en que se encuentran muchos de ellos los domingos y por la apatía que mostraron en las pasadas elecciones del 2007.
Yo, por ahora echo de menos en las encuestas saber quién va a ir a las urnas, y quién valora el contenido del programa político, si lo conoce o no y si conoce los resultados de los de hace cuatro años y los ha evaluado. Quizás sea que nos falta por consolidar aún la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía y sigamos estancados en una educación política inexistente en la que al final se vota a una letra Z o una R, sin saber lo mucho que nos jugamos en ello.

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