sábado, 30 de enero de 2010

“Applemanía”: Treinta años de culto a la apariencia.

Mi primer “mac”, bueno, era de BRESA, el de la foto, lo tenía en mi hermosa terraza de Jardín Parque Henares, en San Fernando. Un Apple II con 48 KB de memoria. No tenía disco duro, sólo utilizaba dos unidades de diskette de 5,25”.
Por aquel entonces, después de estar acostumbrado a aquellas moles con unidades de cinta, lectoras de tarjetas perforadas y las lavadoras con los discos donde se veían perfectamente los ejes y las cabezas, aquello me parecía algo insólito. Aunque realmente ¿para qué servía? Pues para poquitas cosas, pero el Visicalc (una hoja de cálculo) y el Easywriter (tratamiento de textos) se complementaban bastante bien y con algún programita hecho en Basic (intérprete) se podían hacer algunas cosas. 
La pantalla, gris, monocroma por supuesto, rescatada de algún circuito de vigilancia, la impresora, posiblemente una C-Itoh, y los discos, ¡ay los discos!; eran incompatibles con el calor de Madrid. Como te los dejases olvidados en el coche o al lado de una ventana, ¡qué disgusto! ¡Eran tan flexibles!
Por el año 80, BRESA (Brokers Europa S.A.) se hizo con la exclusiva de la importación de aquellos “bichitos” para España que hicieron famosa la ambición de Steve Jobs y a su genio compañero. Estaban en una calle adyacente a Arturo Soria, y yo compartía la admiración con Juan Carlos Martínez, otro asturiano como yo y otros muchos en Madrid que comprendió bien rápido la filosofía de la “applemanía” y creó más tarde una cadena de tiendas donde hacía justo lo que nos dijeron los americanos cuando organizamos la primera convención en España de distribuidores (sólo había cuatro) Apple en el Alcalá Palace: “el cliente debe entrar en la tienda y debe salir portando la caja con su Apple”. Esa era la filosofía, unas estanterías con algunos programas en cajitas sugerentes, manzanitas de colores por todas partes (aún conservo una en mi maletín de herramientas TIC), un buen ambientador, plantas exóticas, ambiente agradable en fin y una venta rápida pero sin presiones. Iba orientado a un tipo de gente especial. Recuerdo la primera instalación que hice, en el despacho del Director General del Banco Exterior de España, en la Castellana, ¡qué despacho! Nunca lo olvidaré. La factura de aquel “bichito” era sobre el millón y medio de pesetas (¡Cómo no iba a prosperar Apple!) y además le gustó tanto que se compró otro para su chalet de superlujo en la zona norte de Madrid.
Han pasado treinta años y aún sigue creando adicción. Con una filosofía en la que impera lo estético sobre lo esencial, es un fenómeno que se acopla perfectamente con la evolución del ser humano en estos treinta años. La estética está por encima de todo. Nadie mira hacia el interior ni de las cosas ni de las personas. Si está bien envuelto, y hay marketing, éxito seguro. El principal fracaso de Apple es algo de lo que caso nadie habla: Lisa. Su gran avance, la transición de Apple III. Un maravilloso proyecto hecho realidad para el que el mercado no estaba preparado. Avanzaron demasiado deprisa. Jobs era muy ambicioso y se arriesgó demasiado. A punto estuvo de echarlo todo por la borda.
En la actualidad se aprovechan del traspiés de Microsoft, pero cuidado con las prisas y con el mercado. Ya no es como antes. Si reinventas la PDA y la haces más grande, ¿qué mejoras aportas?. Yo tengo un netbook que no me llegó a 200 € con 1GB de RAM y 160 GB de disco que “vuela” gracias sobre todo a un sistema, el Asturix Lite que es una auténtica joya, con un entorno gráfico envidiable, y lo mejor en la estética, es que al cerrarlo protejo la pantalla. El mismo ordenador hace de maletín. Y me conecto en red, y puedo leer libros en pdf y puedo visionar vídeos, y oír música, y hasta trabajar con Eclipse por si se me ocurre una buena idea mientras viajo en tren. Y repito, son 200 €, y todo software libre con un entorno gráfico envidiable. ¿Que no tengo la pantalla táctil? Todo se andará. Seguro que ya están tras ello, pero nadie se cree que el netbook es ningún invento nuevo, es simplemente un portátil más pequeño, como podríamos considerar que el iPad es una PDA más grande.

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