sábado, 14 de mayo de 2011

El cambio necesario



El día 22 millones de ciudadanos de España se verán ante la encrucijada de tener que elegir a sus representantes en los municipios y en las autonomías. Y ahí se acaba su participación, elegir unas papeletas y depositarlas en una urna. Eso que puede parecer poca cosa en algunos países todavía resulta un hito inalcanzable. Pero aquí con experiencias ya de varias repúblicas, una constitución y un sistema democrático tolerante con muchas grietas porque es al fin el heredero de un sistema fascista, aquí ya necesitamos más.

El ciudadano entrega su voto y elige a sus representantes y posteriormente se encuentra generalmente con varias sorpresas letales:
- la principal que sus representantes negocian con su voto con la única obsesión de conseguir más poder y la presencia personal en la silla más alta pudiendo traficar con él sin su consentimiento, y por supuesto sin escrúpulos de ningún tipo,
- y otra sorpresa y muy grave, es que cuando duden sobre decisiones importantes que atañen a la vida de todos los ciudadanos de su localidad o de su autonomía, cuando duden jamás van a consultar a esos ciudadanos que les eligieron para que les representasen.
Por supuesto podemos hablar de muchas más cosas, por ejemplo, que cuando tengan enormes beneficios materiales por tomar alguna decisión relativa a contrataciones, jamás van a repartir esos beneficios con los ciudadanos que les votaron, lo harán con su familia y amigos exclusivamente.
Por tanto, los ciudadanos se ven desarmados ante una circunstancia en la que no sólo deben elegir a las personas que les engañen y manipulen a su antojo sino también consentir en todo lo que hagan porque en cierta manera son corresponsables al entregar su voto.
Después de esta visión un tanto amarga pero tan cierta como las estadísticas que veremos el día 23, supongo que habrá que buscar soluciones. Pues bien, la solución está en la DEMOCRACIA PARTICIPATIVA.
Es necesario y más que nunca que los ajustes del sistema se dirijan en la dirección de dar más participación al ciudadano y por tanto más poder. En la actualidad, con los sistemas de información que manejan el Ministerio de Interior y el Ministeriio de Hacienda, es superfácil instalar un sencillo complemento a la democracia representativa que ahora nos aburre, nos explota, nos vende... y que está a punto de hundir un sistema que se hizo para un tipo de ciudadano que está evolucionando muy deprisa.
El ciudadano de este siglo no tiene nada que ver con el del anterior. La información fluye a su alrededor y los bits cada vez son más numerosos no sólo en cantidad sino también en formas. Los sistemas de información manipulables dejan paso a un nuevo orden en el que los ciudadanos quieren ser los verdaderos protagonistas a través de sistemas de información libres los cuales al ser una amenaza para el orden actual se verán atacados por leyes tan absurdas como la desgraciadamente famosa “ley Sinde” y otras más duras que sin duda nos intentarán hacer tragar.
La realidad es que dentro de siete días, en mi ciudad o en mi autonomía, pueden ser elegidas personas que nos van a representar y a tomar las decisiones por nosotros, algunas de ellas se reconocen “analfabetos funcionales modernos” o no saben distinguir entre un trabajador por cuenta propia y un empresario, o simplemente su único mérito es dejarse hacer fotos con la gente por la calle, y si les preguntas por el software libre lo confunden con el gratuito, en fin un lujo tener representantes tan bien preparados y actualizados.
Y el principal problema es que aunque el ciudadano del siglo XXI está cambiando, hay sitios del planeta donde parece que el tiempo no transcurre y los relojes se han quedado petrificados en un fúnebre episodio donde la resignación dejará paso a una indignación implacable donde la muerte del sistema será inevitable si no se opera a tiempo un cáncer que ya nos está matando: el de la apatía.

Algunos enlaces:
Asturix People http://peop.li
Democracia participativa http://www.democraciaparticipativa.es


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