sábado, 6 de octubre de 2007

EL SUBMUNDO DE LAS HIPOTECAS

LA HIPOTECA

Todos sabemos ya lo que es una hipoteca. Una obsesión de los bancos es venderte ese producto. Y los precios desorbitados de los alquileres nos conducen hacia ella. Una vez prendados por la ilusión de ser propietarios de nuestra vivienda no vemos los peligros que nos hemos creado y nuestra vida se vuelve más insegura que nunca. Al principio todo puede ir muy bien. Pero un día aparece el primer aviso. No podemos pagar un plazo. La dentadura requiere atención especial urgente, el aparato del niño, los gastos de las vacaciones se dispararon, un IBI excesivo que nos aplasta cada vez más, los gastos escolares no cesan, la avería del coche, etc., cualquier imprevisto se suma a otro o a otros y el sueldo no llega porque crece tan lentamente que ya se ha quedado tan atrás que los gastos le sacan unas cuantas vueltas. Inalcanzable. Los papis están hasta arriba también y ya no pueden ayudar, o simplemente ya no están, o nunca han estado.

LA “SALVACIÓN”

Llega a casa una publicidad maravillosa justo en el momento oportuno: “Ha sido usted elegido, tiene a su disposición hasta 3.000 euros en 24 horas…” con una hoja con mucha letra pequeña, tanta que no te paras a leer. El plazo te parece cómodo, así que la cubres y la envías. Haces cuentas, los plazos del coche se acaban dentro de cuatro años, la tarjeta VISA la aplazo, pides un adelanto sobre el sueldo, y ya está, “¡soy un genio en la economía!” Problema resuelto.

LA VERGÜENZA

Al mes siguiente tienes que afrontar más gastos. Los ingresos no crecen. A final de mes ya no sabes cómo hacer la compra. El saldo de la tarjeta se acabó. Pruebas en la caja con todas tus tarjetas y no funciona ninguna. “Señorita, acabo de utilizar la tarjeta en la gasolinera, tiene que funcionar, su aparato estará estropeado…”. La vergüenza es mayúscula. Tu hija pone cara de circunstancias y se sonroja y ve cómo sus cereales favoritos se quedan atrás mientras te acompaña en ese paseíllo de fracaso de vuelta a casa con las manos vacías. Esa noche tu mujer te da la espalda. Tú eres el hombre, tienes que salir a cazar y garantizar el sustento. Tal vez sea más sencillo enfrentarse a las fieras que a los bancos, porque ahora, en este mismo momento comienza tu calvario. Vas a descubrir el submundo de tu hipoteca.
Dos plazos. El banco avisa y amenaza.
Tres plazos. El banco va a por ti. Prepárate a morir.
Ahora se junta todo. Los del coche amenazan con iniciar un proceso judicial. Los agujeros empiezan a aparecer por todas partes, tapas un poco uno y aparece otro. Aquel que habías tapado, se destapa. Estás agotado. Tu mente no descansa. Te despiertas por la noche en situaciones nada ideales. Pierdes todos los apetitos. Se desata tu ansiedad. No rindes en el trabajo. Comienzas a mirar con odio las paredes de lo que creías que era tu casa.

LA PUNTILLA

Abres el buzón y extraes con sumo cuidado una carta más dañina que si fuera una bomba. La abres y lees: “…Conforme a la normativa vigente en materia de protección de datos le comunicamos que recientemente se ha incorporado a este fichero una operación en la que se ha producido un incumplimiento de pago y en la que usted interviene, según la entidad informante, con los siguientes datos:…”. Ya estás marcado. A partir de este momento ya no podrás conseguir un préstamo más hasta que no endereces tu situación financiera.
ASNEF, BADEXCUG, EXPERIAN…Nombres malditos por tantos seres humanos que deberían incorporarse al Diccionario como sinónimos de la palabra INFIERNO.
Económicamente eres un leproso. Nadie te querrá cerca… salvo los cuervos y las hienas.

Ahora el banco ya ha puesto en marcha el dispositivo de seguridad. Consiste en que contrata unos muy buenos abogados para que el proceso de Ejecución Hipotecaria contra ti sea perfecto y rápido. Por supuesto, dichos abogados los pagas tú aunque el IVA de su factura lo desgrave el banco (cosas de la ley que siempre están a favor del más fuerte). Ahora sólo tienes una opción: Vender lo más rápido que puedas. Para ganar tiempo puedes solicitar asistencia legal gratuita. Eso puede darte un par de meses. También ten cuidado con las notificaciones del juzgado. No las recibas nunca en mano. Cuando te toquen al timbre tendrás que mirar por el video portero o por la mirilla si es alguien conocido o es alguien con papeles en la mano; es este caso lo mejor es que no abras. Ahora sentirás un poco de angustia, como que te sientes perseguido y culpable, pero tranquilo, te llegarás a acostumbrar.
Si crees que no vas a conseguir el dinero para enderezar la situación cuanto antes lo mejor es que anuncies tu piso o casa lo más rápido posible. Déjalo todo y dedícate a vender. Nunca des la sensación de desesperación que tienes. Eso se huele y entones estás perdido. Te van a intentar pagar la mitad.
Los datos de situación ya están en la calle. Bases de Datos, juzgados,… y hay gente que trabaja en sitios donde pueden acceder a esos datos. Un día alguien te dejará una nota en el buzón escrita a mano. “me he enterado circunstancialmente a través del juzgado de su situación y sé por lo que está pasando, puedo ayudarle a remontar su situación, no dude en llamarme al teléfono xxxxxxx. José Luis.” Siempre lo firman con un nombre propio para darte más confianza. Se trata generalmente de un prestamista.
Ahora vas a conocer a gente que vive de las desgracias de los demás. Están dispuestos a prestarte el dinero necesario para pagar al banco y todo lo que haga falta. Te van a dejar más dinero del que necesites, para que remontes la situación con tranquilidad, pero con un interés desorbitado y un plazo de unos seis meses. Pero cuidado, van a hacer una anotación en el registro de tu propiedad, una segunda hipoteca. Quieren estar seguros de que van a cobrar cuando sucumbas, porque ellos saben que vas a sucumbir. Sólo un milagro puede sacarte del proceso. Piensa que aparte de los intereses de demora altísimos del banco, todos los procesos judiciales contra ti iniciados van a proporcionarte unos gastos enormes, con lo que tu deuda crece exponencialmente y tus ingresos suelen quedarse donde están.
Puedes ir a las nuevas empresas financieras. Te reunifican créditos. Pero calcula muy bien porque también te van a cobrar una buena comisión y ellos no te van a dejar el dinero, te hacen la gestión. Esto funciona bien cuando la deuda es pequeña y tienes un bien cuyo valor supera mucho el valor de tus deudas y puedes hipotecarlo. Pero cuando la causa de tus desgracias ya es la hipoteca que tienes, esta fórmula no es efectiva en casi ningún caso.
Van a ver tu piso algunas personas que no te quieren comprar, sólo ver bien cómo está, qué tipo de persona eres,…Los subasteros toman posiciones. Si no consigues vender, ellos quieren estar bien enterados de todo. Les importa incluso si eres una persona lo suficientemente temperamental como para destruir tu casa antes de abandonarla (hay gente que se lleva hasta las puertas y los lavabos).
Si no consigues vender tu casa a tiempo (en unos meses), un mal día tendrás la notificación de la ejecución. La subasta será a una hora determinada. Allí es posible que te encuentres a gente que te iba a ver el piso para comprar y con lo que estuviste a punto de cerrar la operación, pero es que no te llegaba para pagar las deudas con los gastos. Si llegas hasta aquí tendrás en tu haber la experiencia más amarga de tu vida. Estás indefenso ante los buitres y las hienas, y los cuervos. Hasta es posible incluso que te quedes sin tu casa y sigas debiendo dinero al banco. El subastero se hará con tu casa por muy poco dinero. Tendrá que emplear algo en adecentarla y si ya es un constructor entonces la venderá y ganará mucho dinero con ella. Si no lo es la venderá rápidamente a uno y se quedará con la mitad de las ganancias. Mientras tú tendrás que irte de alquiler donde sea, con la sensación amarga de la derrota que te marcará para el resto de tus días. Ya no trabajarás con ilusión. Las secuelas psíquicas serán enormes.
Espero que si lees este artículo no te sientas identificado en ningún momento con ninguno de los personajes que intervienen en él. Nunca te desearía que fueses ni atacante, ni víctima, ni siquiera espectador. Aunque hay algunos personajes que no sé cómo pueden sentirse orgullosos cuando encienden el motor de su lujoso y potente coche sabiendo cómo lo han conseguido.

NOTA: Este relato intenta mostrar una realidad cotidiana de una forma lo más real posible, sin exageraciones y se ha escogido por comodidad un protagonista de género masculino como ejemplo pero extensible totalmente al femenino.

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