domingo, 3 de febrero de 2008

Mentiras productivas

Si nos fijamos en entes cercanas a lo cotidiano como el mundo empresarial, el mundo de la política, etc. que nos afectan en nuestra forma de vida, y sobre todo en nuestro futuro y el de nuestros hijos, observamos que la MENTIRA es un elemento altamente productivo, y lo que aún es peor, se ha instalado esta práctica en lo HABITUAL.
En lo empresarial, todos hemos sido y somos testigos de todo tipo de mentiras. El marketing ha conseguido desviar millones de euros de muchos bolsillos a los de unos pocos en muchos casos. Villalonga dejó la compañía Telefónica y se instaló en USA a disfrutar de su fraude donde se encontraba a menudo con su amigo y protector Aznar, uno de los que ya nos tiene acostumbrados a esta práctica y que le ha dado pingües beneficios (véase FAES y las aportaciones del gobierno USA). Hay muchos casos, uno de los últimos el de las compañías que se encargan de refinanciaciones, las cuales han sido investigadas en Cataluña por mentir en sus panfletos, o por omitir datos importantes que es lo mismo, pero al final pagan 3.000 euros cada una de multa y lo seguirán haciendo porque… ¡es productivo!.
En lo político hay demasiados ejemplos. En Oviedo tenemos el más escandaloso. Un individuo que miente por sistema, que cada cuatro años promete los mismos spas y otras zarandajas, que incluso llegó a “construir” un metro en la ciudad y un lago artificial y que casi nos trae el mar a Oviedo y hasta la luna. Y ahora no sólo hace lo que le viene en gana en la ciudad, sino fuera de ella y hasta gobierna en su partido, y quién sabe las que armará en Madrid. El precio de sus mentiras: enriquecimiento personal incalculable y enriquecimiento de poder casi, porque le pone al hilo incluso a su presidente y este poco menos que se “mea por la pata abajo”.
En tiempo de elecciones, la práctica se dispara. Incluso un partido que si está cuatro años más instalado en el gobierno nos privatiza hasta el oxígeno que respiramos se atreve a prometer bajar los impuestos. Claro, la típica mentira que se basa en la omisión del resto de la frase “…pero tendréis que pagar cada vez que visitéis al médico, o más dinero por los medicamentos, o tendréis que pagar un ¿cómo lo llaman en algunos colegios, cuota voluntaria? para que tus hijos tengan una calidad de educación aceptable, y si hay que abortar, a Londres que ahora hay vuelos más baratos.
Pero desgraciadamente, las mentiras productivas en política son muy productivas. Los del marketing lo saben y lo van a practicar hasta la saciedad. Y no se salva nadie, porque para todos hay. ¿Por qué tres millones de ciudadanos que no sólo cotizan como los que más, sino que son los trabajadores más productivos del país (véase las estadísticas de enfermedades de los autónomos y compárese con los del régimen general) y los que sustentan el crecimiento económico del país se ven fuera de la medida de los 400 euros?. Porque ya hay una rectificación, pero a medias, porque Solbes ha dicho que se estudiará si se gana las elecciones llegado el caso. “Se estudiará”, ¿es una mentira productiva para ganar votos, o mejor dicho, para no perder tres millones de votos?
El enorme problema de la mentira productiva en política es que hace muchos estragos entre la población. Muy pocos leen los programas electorales y lo peor aún, ya casi nadie los evalúa tras cuatro años de gobierno. Y eso es el gran resultado obtenido por el partido en la oposición, que durante cuatro años ha estado mintiendo sobre todo para que el ciudadano crea que todos los políticos mienten y lo peor aún “que todos los políticos son iguales”, porque el ciudadano que llegue a la conclusión de que vota a los que mienten menos, si evalúa el resultado del gobierno actual (uno de los más fidedignos de la historia de la democracia en España) está claro que votaría para que siguieran. Pero el ciudadano que llega a la conclusión de que no vota, ese ha sido atrapado y manipulado por una oposición indigna de este país (la oposición más rastrera y destructiva de la historia de la democracia en España).
Y por cierto, Dios castiga las mentiras. ¿Castigará a los obispos mentirosos también? Menos mal que Dios lo sigue teniendo muy claro y sabe que para que exista el bien tiene que existir el mal. Frente a un obispo gordo y seboso de tanto fartarse hay unos cuantos padres dedicados a los más necesitados en barrios periféricos y en países subdesarrollados y monjas que entregan su vida a los demás sin esperar nada a cambio salvo una degollación, violación o un contagio mortal, que a veces es su único premio, mientras esos individuos que se creen en lo más alto de la jerarquía vanagloriados de su poder ante los micrófonos, en realidad se encuentran en el fango y lejos de transmitir el mensaje de Cristo, transmiten pena y decepción. Pero Dios lo tiene muy claro y millones de fieles también, los últimos serán los primeros, y seguro que esos curas que ellos llaman “rojillos” saben mucho más de la doctrina aunque no tengan micrófonos delante de sus narices.

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